El Tifón Bopha llegó a Filipinas con ráfagas de viento de 240 kilómetros por hora, causando gran destrucción en esa región. La cifra de muertos supera los 475 y unas 400 personas se encuentran desaparecidas. Desde Doha, donde se realizan las negociaciones de la cumbre por el clima COP18, la ministra de la Comisión de Cambio Climático Lucille Sering indicó que este desastre es un «trágico recordatorio de la urgente necesidad de que los negociadores alcancen acuerdos significativos». Filipinas todavía no se ha recuperado del paso de la tormenta tropical Washi, que pasó por ese territorio en el 2011 y mató a más de 1,200 personas.

Las autoridades estaban preparadas para la llegada del tifón «Pablo» (nombre que le han dado los pobladores locales), pero la magnitud del fenómeno ha superado todas las previsiones. Más de tres mil casas rurales fueron totalmente destruidas y casi cuatro mil fueron parcialmente dañadas. CNN informa que hay más de 213 mil personas afectadas y más de 179 mil personas permanecen en centros de evacuación.

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, envió barcos de la armada con alimentos para 150 mil damnificados.

Los deslizamientos de lodo han cortado las principales vías y miles de autos han quedado atrapados en las carreteras. En algunos pueblos como Cateel el 95% de los edificios se encuentran dañados.

El valle de Compostela ha sido el más afectado. Las autoridades calculan que el tifón ha dañado el 80% de los cultivos, en la mayoría de casos plantaciones de bananas para exportación. Solo en el valle de Compostela se han registrado 156 muertos y los encargados de los trabajos de rescate todavía enfrentan dificultades debido a que algunas localidades se encuentran aisladas.