Doce meses han pasado desde el terrible accidente nuclear de Fukushima. Expertos de la ONU aseguran que el impacto en la salud de los japoneses ha sido mínimo (gracias a que las autoridades reaccionaron casi de inmediato), pero no se puede decir lo mismo del impacto ecológico.
Andrei Cherkásenko, director general de Atompromresursi -una de las mayores empresas privadas del sector ruso de energía atómica- aseguró después del desastre que en Fukushima se encontraban almacenadas 900 toneladas de Uranio, casi el cuádruple que en Chernóbil. La contaminación generada por el accidente habría iniciado el Apocalipsis para Japón, pero, por un golpe de suerte, la nube radiactiva de Fukushima se disipó dirigiéndose al interior del océano Pacífico.
No ha sido posible medir el impacto en el océano. Pero se ha detectado cesio en miles de bacalaos, atunes y sardinas. Greenpeace afirma que el 65% de los pescados capturados en Japón presentan cierto grado de contaminación por radiación. Un año después del desastre las autoridades están recolectando muestras de pinos rojos, crustáceos y ratones de campo para determinar los niveles de contaminación en la zona prohibida (20 kilómetros alrededor del complejo atómico).
Imagine que el viento hubiera cambiado de dirección durante el desastre de Fukushima, entonces el gobierno japonés se habría visto obligado a evacuar a los ciudadanos de Tokio, aproximadamente 45 millones de personas y el impacto habría sido distinto.
Pero el riesgo continúa latente. El gobierno de Japón reaccionó rápido y pudo evacuar a los ciudadanos que vivían cerca de la zona del desastre. Hirono es un pueblo que se encuentra dentro de los 20 kilómetros que fueron evacuados, al parecer el peligro ha pasado, pero hoy las autoridades tienen problemas para que los habitantes de Hirono retornen a sus hogares. En esa pequeña localidad se registran niveles de radiación de 0,42 microsieverts por hora, en consecuencia, una persona que permanezca en ese lugar por 24 horas recibiría la radiación equivalente a realizar 10 radiografías.
En Tokio miles se han reunido para protestar por el uso de energía nuclear. Los participantes de la «Gran Marcha de Tokio» han salido a las calles para pedir que el gobierno ponga fin al uso de energía nuclear. A un año del desastre, 52 de los 54 reactores nucleares de Japón se encuentran detenidos por razones de seguridad, pero, incluso si las autoridades deciden dejar de utilizar energía atómica, el proceso no será inmediato. Se calcula que para retirar el combustible de Fukushima serán necesarios 25 años de trabajo y 15 años adicionales para desmantelar la planta. Adicionalmente se debe retirar millones de metros cúbicos de suelo contaminado y se deben remover escombros impregnados de sustancias radioactivas, tareas que podrían tardar décadas.
Fuentes:
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_121433.html