Tras el terremoto en Japón el temor de que ocurra un desastre similar al de Chernobyl se extendió por todo el mundo. China y Estados Unidos, los países que mayor contaminación emiten cada año, decidieron años atrás incrementar la inversión para la construcción de nuevas centrales nucleares, pero lo ocurrido en Japón ha obligado a todos los países a pensar dos veces en sus políticas de desarrollo de energía nuclear. En Europa cientos de protestantes han salido a las calles para exigir a sus gobiernos que detengan la construcción de centrales nucleares, mientras que los ecologistas han inundado la red con mensajes contrarios a la industria de energía nuclear.
El terremoto en Japón cambiará el escenario mundial de la producción de energía eléctrica. Hasta ahora la mayoría de plantas de generación de energía eléctrica trabajan utilizando carbón y combustibles fósiles contaminantes,mientras que el 15% del total de la energía eléctrica utilizada a nivel mundial se obtiene de centrales nucleares. La Comisión Reguladora de Energía Nuclear en Estados Unidos anunció que tenía planes para aprobar la construcción de al menos 200 centrales hasta el 2040, pero el desastre ocurrido en Japón ha incrementado los temores de la población y los políticos están evaluando la posibilidad de elevar las exigencias de seguridad antes de brindar cualquier autorización para la construcción de centrales de energía que manipulen material radioactivo.
En China, de acuerdo a una nota de CNN, se ha suspendido la aprobación de plantas nucleares y se someterá a revisión los estándares de seguridad que rigen para las centrales nucleares. Hasta que se aprueben los nuevos estándares de seguridad todas las operaciones relacionadas a energía nuclear, incluyendo los trabajos previos a una construcción, serán detenidos.
En Europa
Günther Öttinger, comisario de Energía de la Unión Europea, calificó lo ocurrido en Japón como un «apocalipsis» y anunció que se realizarían pruebas de resistencia voluntarias entre las centrales nucleares de la comunidad. Se adoptarían medidas que extremen la cautela para evitar que se repita una situación como la que se vive en Japón «todo está fuera de control» indicó el ejecutivo. Se ha tomado como una medida positiva la evaluación de forma voluntaria, porque los Estados miembros de la UE pueden elegir en forma exclusiva su política energética y cada empresa asume la responsabilidad por la seguridad de sus plantas. Para lograr que las pruebas se hagan obligatorias se verían forzados a modificar directivas de la UE y asumir un proceso que tomaría demasiado tiempo.
Solo los gobernantes de Alemania, España y Francia se comprometieron a cerrar las plantas que no logren superar las pruebas de stress a las que se someterían las centrales nucleares en todo Europa. Esta es una decisión crucial para España, considerando que en ese país el 45,9% de la energía eléctrica se obtiene gracias al funcionamiento de ocho centrales nucleares.
En Alemania, la Canciller, Angela Merkel, anunció que suspendería, durante tres meses, el funcionamiento de siete de las 17 centrales nucleares que operan en el país. La medida tomada por Merkel apunta a establecer una etapa en la que se pueda evaluar la seguridad de las plantas que fueron construídas en el país antes de 1980.
En el mundo
30 son los países que utilizan energía nuclear. Son 442 reactores nucleares los que actualmente operan en el mundo, produciendo el 15% de la electricidad que consumimos en las ciudades. A la luz de los recientes acontecimientos ocurridos en Japón, esta tecnología de producción eléctrica plantean serias preocupaciones a los ciudadanos de todo el mundo, teniendo en cuenta que un accidente nuclear no solo afecta a una región específica, sino que sus efectos se extienden a los países cercanos e incluso la radiación emitida puede cruzar continentes, contaminando tierras, campos de cultivo, alimentos, animales e incluso el agua.
Fukushima no ha sido el primer accidente nuclear. En 1985 Chernobyl paralizó de temor al mundo, y en 1979 el accidente de Pennsylvania causó pavor en Estados Unidos. Después del accidente de Chernobyl más de 9000 personas murieron por los efectos directos de la radiación, de acuerdo a la Academia de Ciencias Médicas de Rusia, el registro nacional de afectados por la radiación asciende a unas 638 mil personas, desde el accidente, cientos de niños han nacido con malformaciones. Solo en Cuba se han atendido a más de 24 mil niños en el hospital del balneario de Tarará, principalmente por enfermedades oncohematológicas. El impacto de la radiación sobre la incidencia de Cáncer resulta evidente, y hoy, tras el accidente de Fukushima las autoridades de Europa están tratando de tomar medidas para minimizar el riesgo de un posible accidente nuclear.
En España, aún sin haber padecido un accidente nuclear, muchas personas denuncian que las operaciones de centrales nucleares han afectado su salud. En el reportaje «Diario de» Máximo García, de Almaraz, denuncia que su hijo ha padecido un cáncer muy agresivo, y ahora el cáncer ha afectado también a Máximo. Verónica Martín denuncia que su hija también se ha visto afectada por un cáncer en el cuello. Solo con una adecuada evaluación de los riesgos que conlleva el uso de energía nuclerar, se podría evaluar la posibilidad de reemplazar este sistema de generación eléctrica por otros métodos menos contaminantes. Por el momento, los gobiernos del mundo deben someter a evaluación sus centrales nucleares para garantizar su seguridad, pero no es viable reemplazar estos sistemas de generación eléctrica en el corto plazo.
En Japón son 55 los reactores que proveen el 30% de la energía eléctrica al país, y los planes del gobierno apuntaban a lograr que las plantas nucleares participen produciendo el 50% de la energía del país para el 2030. Tras el accidente las autoridades de Japón están considerando reestructurar su política energética y enfocar los esfuerzos del país al desarrollo de tecnologías que aprovechen la energía solar.
Los afectados por la radiación de España
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