Las fiestas pasan en Hungría con una sensación de temor, y es que las autoridades de ese país han declarado el estado de alerta por los niveles de contaminación atmosférica reportados en los últimos días. En la capital se ha pedido a la población que no use sus automóviles para realizar las compras navideñas, pero pocos han seguido esa solicitud. En otras ciudades, las personas han decidido utilizar sus bicicletas como medio de transporte, en tanto que otros han decidido no salir a las calles hasta que mejoren las condiciones del ambiente. En octubre de este año se produjo un derrame de lodo tóxico en el suroeste de Hungría, pero el derrame alcanzó el río Danubio, esparciendo la contaminación hacia otras zonas.
En un análisis realizado por Greenpeace se detectó que cada kilogramo de masa seca contiene 100 miligramos de arsénico (AS), 660 miligramos de cromo (Cr) y 1,3 miligramos de mercurio (HG). Se reveló que el arsénico es venenoso para plantas y animales, y puede ingresar a la cadena alimenticia hasta llegar a los humanos, por otro lado, al secarse el lodo, las partículas tóxicas pueden ser liberadas en el aire por la actividad de los vehículos que circulan por las ciudades.

En Budapest los niveles de contaminación se han elevado en 150% por encima de los niveles máximos permitidos, pero aún la contaminación no ha detenido a las personas al momento de salir a hacer compras navideñas. De acuerdo a las autoridades la contaminación en el aire podría causar enfermedades respiratorias a ancianos y menores de edad, pero no se han proporcionado detalles acerca de los efectos que podría tener el contacto con los químicos específicos antes mencionados, y contenidos en el lodo tóxico.