Los caracoles de mar no son criaturas veloces, pero su alimento son pequeños peces que nadan a gran velocidad. La naturaleza ha dotado a estos pequeños moluscos con un arma letal que inyecta una dosis de conotoxinas en sus víctimas y de esta forma puede alimentarse.
Al analizar los químicos utilizados por este molusco, científicos de la Universidad de Queensland han descubierto la forma de obtener un analgésico tan potente como la morfina, pero que a diferencia de esta droga se puede administrar por vía oral y no causa dependencia.
No es la primera vez que se utilizan las conotoxinas como analgésico. El Prialt, un medicamento para aliviar el dolor, es una versión sintética de una conotoxina, pero para actuar debe ser inyectada directamente en la médula espinal con una bomba implantada quirúrgicamente.
El Dr David Craik fue el experto a cargo del equipo de investigación del Instituto de Biociencia Molecular de la Universidad de Queensland. El investigador y sus colegas, descubrieron como utilizar una conotoxina derivada del Conus victoriae, para producir un medicamento oral que es más potente que el gabapentin, la droga más popular para el tratamiento de dolor neuropático, incluso considerando que el péptido basado en la conotoxina era administrado en una dosis que representa el 1% de la dosis que usualmente se utiliza de gabapentin.