imagen-ciber-pilasGreenpeace ha iniciado una campaña en Argentina para exigir a las empresas fabricantes e importadores de baterías que apliquen estrategias que les permitan reciclar de forma adecuada las pilas y baterías usadas para evitar que, al ser desechadas en rellenos sanitarios, contaminen los suelos y el agua de las ciudades. Solo en Buenos Aires se calcula que hay unas “10 toneladas de pilas acumuladas que deben ser exportadas de manera urgente para tener un tratamiento adecuado”  indica Geenpeace de Argentina en su portal.La ONG ambientalista ha iniciado la recolección de firmas a través de su website para presentar una petición en la que se exige a las empresas fabricantes de baterías que se hagan responsables de los desechos generados por sus productos al final de su vida útil.

En su petición Greenpeace indica que solo durante el 2009, durante una campaña de recolección de pilas y baterías agotadas se recopilaron 10 toneladas, pero su destino final es incierto, alimentando la contaminación ya existente, y demostrando el volumen de desechos que se pueden generar solo durante una temporada del año, haciéndose necesario establecer estrategias efectivas de reciclaje para evitar la contaminación de suelos y el agua de las ciudades.

El documento disponible en este enlace ( http://www.greenpeace.org.ar/cyberacciones/index.php?cyberaccion=5081 ) exige a empresas como Energizer Argentina S.A. Eveready Argentina, Panasonic, Rayovac/Valtra, Kodak, Procter & Gamble SA (DURACELL), Canon, Hewlett Packard Nokia, Nextel Communications Argentina, Probattery, Claro Argentina, Telecom Personal SA, IBM Motorola, Lenovo, Sony Argentina y Philips que se hagan responsables del tratamiento de los desechos originados por la comercialización y uso de sus productos.

Esta es una iniciativa que podría ser replicada en otras ciudades de latinoamérica para obligar a las empresas a establecer políticas responsables con el medio ambiente, en un entorno en el que muchas organizaciones no toman en cuenta criterios ambientales debido a que las leyes en materia ecológica en muchos países son demasiado laxas o inexistentes.