La caza de ballenas está prohibida desde 1986, pero la matanza de ballenas podría reanudarse si la Comisión Ballenera Internacional (CIB) aprueba, el próximo 25 de junio, la cacería de cetáceos en el Océano Antártico. Las respuestas no se han hecho esperar y, tras el anuncio de la propuesta, las organizaciones de protección del medio ambiente han hecho escuchar su voz en Internet. Páginas como Avaaz proporcionaron una página para sumar firmas en contra de la aprobación de la matanza de ballenas, y en pocas horas recopilaron más de 500 mil firmas a través de un formulario (https://secure.avaaz.org/es/whales_under_threat/).
Islandia y Noruega tienen objeciones legales a la moratoria establecida por la CIB, mientras que empresas Japonesas se ha dedicado a cazar ballenas aprovechando un vacío legal encontrado en la norma del organismo internacional encargado de la regulación. Para mantener cierto control sobre la cacería de ballenas, la CIB ha propuesto otorgar a estos tres países cuotas oficiales de captura por los próximos diez años.
Si se aprueba la cacería de ballenas se atacaría a los cetáceos en un área que resulta de vital importancia para distintas especies como la ballena azul, la jorobada y la de aleta. Especialistas de la organización WWF indicaron que el Océano Antártico es un área en el que se alimentan algunas ballenas, y luego no ingieren alimento durante los meses de invierno, cuando realizan migraciones hacia mares de clima tropical.
Autoridades de Nueva Zelanda han calificado las propuestas de la CIB como «inaceptables» y «ofensivas», al recibir información en la que se detallaba que la CIB establecería cuotas de caza de ballenas, incluyendo en su lista incluso especies de ballenas que han sido listadas por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) como amenazadas. Algunos países como México han mostrado su rechazo a la propuesta de aprobar la caza de cetáceos en el Antártico.
Cuestión Política
Wendy Elliot, encargada del Programa de Especies de la WWF (http://wwf.panda.org/es) indicó que “Las cuotas propuestas no fueron fijadas usando los propios métodos científicos de la CBI, sino que son resultado de negociaciones políticas que tienen poco o nada que ver con las ballenas en sí”, enfatizando que “La fijación de cuotas de ballenas basadas en la política y no la ciencia es un retroceso para la CBI”.
El ministro de Pesca de Japón, Hirotaka Akamatsu, calificó la moratoria a la caza de ballenas minke en el océano Antártico como una medida “demasiado drástica”. Por su parte, representantes de Estados Unidos señalaron que estudiarían la propuesta de la CIB, pero que se opondrían a cualquier plan que levante la moratoria.