El gobierno de Canadá ha ampliado la cuota de caza de focas a 388.200 ejemplares, una cuota que supera en 100 mil la cuota aprobada el año pasado. La decisión del gobierno ha causado una acalorada discusión entre partidarios de la industria que está detrás de la caza de las focas y los grupos ecologistas. Las autoridades de Canadá han autorizado la caza de focas de las especies arpa, gris y de casco y han argumentado que no son especies en peligro de extinción. La población de focas arpa, una de las especies más buscadas, bordea los siete millones de ejemplares.
Para el gobierno de Canadá ampliar la cuota de caza permite incrementar la cantidad de empleos temporales que se generan durante la temporada de caza. Se estima que unas 6.000 personas participan en las actividades de captura de focas y la cacería de focas está regulada y controlada. Desde el año 1987 se ha prohibido la cacería de focas bebé de pelo blanco y las autoridades canadienses utilizan diversos sistemas de vigilancia como satélites, aeronaves y patrullas marinas.
Los grupos ecologistas consideran que será una matanza cruel e inhumana, pero las autoridades indican que el reglamento de caza asegura que las focas serán eliminadas de forma rápida y con el menor dolor posible. Para la caza de las focas se ha aprobado el uso de rifles, porras y hakapiks (un instrumento tradicional de caza que está fabricado con una vara y un gancho), y el reglamento establece que el primer golpe debe ser mortal, para evitar el sufrimiento de los animales, además los cazadores deben cerciorarse que el animal está muerto antes de deshollarlo. Sin embargo los ecologistas aseguran que muchas de las focas capturadas aún están con vida en el momento en el que son desholladas y otro grupo numeroso queda gravemente herido o muere en las profundidades del mar, con lo cual los daños ocasionados a la población de focas va más allá del número de ejemplares capturados.
El negocio no es lo que solía ser. En el 2009 la Unión Europea aprobó un reglamento que prohibe la comercialización de cualquier producto derivado de las focas, mientras que Estados Unidos mantiene una ley con la misma normativa desde 1972, además Rusia prohibió en el 2009 la captura de crías con menos de un año. Por otro lado, el precio de las pieles se ha desplomado. En el 2006 se pagaban alrededor de 100 Euros por la piel de estos animales, mientras que hoy no se paga por encima de los 15 euros.
Pero no solo la caza amenaza la supervivencia de las focas. De acuerdo al periodista y científico Toni Pou, la superficie de hielo en el ártico alcanzó su mínimo histórico en el 2007, y desde entonces cada verano la cantidad de hielo es menor. Las focas bebés no pueden nadar antes de un mes de nacidas,necesitan moverse sobre las plataformas de hielo o de lo contrario se ahogan en las aguas del Artico.