El calentamiento global y la contaminación podría crear «zonas muertas» en el océano, áreas que quedarían desprovistas de la mayor parte de la vida marina y su recuperación podría tardar más de 2.000 años. Los científicos han estudiado este fenómeno por casi un siglo, y sus reportes indican que desde hace 50 años el número de zonas muertas ha crecido considerablemente.
El aumento en los niveles de dióxido de carbono hará que la vida en los océanos sea insostenible. El calentamiento global podría gradualmente dejar sin oxígeno grandes extensiones de los océanos, afectando la biodiversidad y las economías costeras.
Este desastre medioambiental es consecuencia, de la acción humana. El proceso se inicia cuando los ríos recogen el exceso de fertilizantes utilizados en los campos del interior, o cerca de zonas de vertidos industriales.
Los ríos, cargados con los desechos de la agricultura, llevan una gran cantidad de nutrientes que no llegan a ser absorbidos por los campos de cultivo, al ser arrastrados por las aguas, estos nutrientes alimentan algas que se multiplican sin control, pero al hacerlo consumen el oxígeno del océano. Este proceso es reforzado por el calentamiento de las aguas; al subir la temperatura el océano pierde la capacidad de disolver algunos gases como el CO2 y el O2 y es entonces que la vida se extingue en las zonas afectadas. Cuando esto ocurre los peces pueden huir, pero seres vivos más lentos como los crustáceos mueren por asfixia.
Se calcula que en el mundo existen cerca de 500 zonas muertas en las que hay tan poco oxígeno que casi no hay vida marina, esta cifra se ha duplicado desde el último reporte publicado por las Naciones Unidas.
Actualmente, científicos de Dinamarca realizaron una simulación del cambio climático a largo plazo. En el peor panorama, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en el aire se triplicaría antes del fin de este siglo, produciendo un aumento de temperatura de hasta siete grados centígrados. Se prevé que los océanos se vuelvan más calientes y la circulación del agua más lenta.