(Boletín Funiber 08 – 2009) México se ha convertido en el primer país que ha realizado un inventario de su riqueza natural y ha evaluado los impactos que ha tenido el desarrollo económico e industrial sobre la naturaleza. El doctor José Sarukhán Kermez uno de los especialista en ecología más reconocidos en el mundo, encabezó una investigación que concluyó con la publicación del «Compendio de la riqueza ecológica nacional».
Para desarrollar esta investigación, se reunieron 648 investigadores bajo la dirección de Sarukhán, se hicieron 96 revisiones externas, y todos concluyeron en que es necesario evaluar cuáles son los costos del desarrollo que tienen los países y realizar una comparativa con las ventajas del desarrollo «-hicimos este estudio- para tener un balance más lógico de lo que estamos haciendo con el capital natural, porque ése es el único camino que nos puede llevar a la sustentabilidad», sostuvo el investigador.
«En esta obra comenzamos a estimar los costos de desarrollos agrícolas -que fueron ejecutados- a lo tonto, que no han resuelto el problema de la producción de alimentos ni han resuelto el problema económico de los campesinos mexicanos y sólo nos han llevado a quitarnos el capital natural; entonces hemos perdido opciones y no hemos ganado ninguna ventaja», indicó el experto.
El descontrolado crecimiento y desarrollo económico tanto de las grandes como de las pequeñas economías del mundo, están dejando un gran impacto negativo en el planeta que no se llega a cuantificar. Esta es una tendencia que debe preocupar a la humanidad, por la magnitud del daño ecológico que se observa especialmente en países pobres, dedicados a la exportación de materias primas.
El desarrollo económico no considera el valor de los recursos naturales que destruye. Si bien el logro en la producción de bienes y servicios resulta satisfactorio en sí mismo para los países productores, pero la estimación del logro se modifica cuando se conoce el oneroso precio que el país tiene que saldar por perjuicios de carácter ambiental.
Frente a la amenaza del Calentamiento global, es tiempo que los países empiecen a mirar con sumo interés el concepto del Producto Bruto Interno (PBI) Verde pues sintetiza una doble perspectiva de consideración económica y ecológica en la producción de un país. Esto permite apreciar, además, la necesidad de equilibrar los procesos de crecimiento económico a fin de preservar los recursos naturales y la Biodiversidad que poseen los 13 países más megadiversos.
México ha entendido que así como se valoran las carreteras, la generación eléctrica, el capital monetario, las reservas nacionales y la industria, también es importante valorar la riqueza natural para saber cómo estamos y qué les estamos dejando a las futuras generaciones para lograr un desarrollo sustentable.
Por el crecimiento económico, los países pobres se ven en la encrucijada de permitir la contaminación ambiental o a poner en peligro el hábitat de los animales que cumplen un rol que conduce al correcto funcionamiento del ecosistema.
Es fundamental diseñar el mundo que usamos para nuestro beneficio, pero sin afectar a las generaciones por venir. Por ejemplo, es necesario preservar las poblaciones de especies silvestres que se ven afectadas y van a refugiarse en otros hábitats cuando intentan alejarse de las tierras que son destinadas a la siembra de soja, caña de azúcar u otros productos agrícolas.
Los investigadores destacaron que es importante insistir en la necesidad del desarrollo sostenible, es decir satisfacer las necesidades actuales de una sociedad sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus necesidades.