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(Boletín Funiber 08 – 2009) El Instituto Blacksmith, ONG americana que trabaja para mejorar las condiciones de salud infantil, ha publicado una lista de los 10 lugares con más contaminación del planeta. Mediante este listado se intenta alertar a personas y autoridades sobre el riesgo y consecuencias de la contaminación de agua, aire y tierra por efecto de actividades industriales. Los lugares más afectados generalmente son zonas paupérrimas, pertenecientes a países tercermundistas, donde no hay regulaciones legales que controlen las emisiones y residuos industriales.

La contaminación por metales pesados es altamente peligrosa, provoca enfermedades, muerte y contaminación del medio ambiente. Los metales más peligrosos para la salud son el plomo, mercurio, cadmio, arsénico, cobre, zinc y cromo; muchos de los cuales se encuentran en las 10 ciudades más tóxicas del planeta. Richard Fuller, director del instituto Blacksmith ha mencionado que es lamentable la expectativa de vida de los pobladores de dichas zonas, equivalente a la expectativa de la Edad Media.

Para elaborar el listado se tuvieron en cuenta los siguientes factores: el tamaño de la población afectada, la severidad de las toxinas involucradas en la contaminación, el impacto en la salud de la población y en el desarrollo de los niños de la zona, la presencia explícita de fuentes contaminantes y la evidencia que demuestra el impacto de determinadas sustancias tóxicas sobre la salud de la población afectada por el foco contaminante.

Según el estudio realizado, la ciudad más tóxica del mundo está en China. Linfen, una ciudad de unos 200 mil habitantes tiene una concentración altísima de monóxido de carbono, cenizas, dióxido de sulfuro y arsénico. En el mismo continente asiático, se encuentra Ranipet en India, que sufre los estragos de la contaminación por productos químicos para el teñido industrial.

En Rusia, también se vive una situación similar, ciudades de la antigua URSS vive los estragos de la Guerra Fría y las armas químicas de la extinta Unión Soviética. Tal es el caso de Dzerzhinsk, Norilsk, Rudnaya Pristan.
Detrás de las ciudades rusas se ubica Chernobyl en Ucrania que después de la explosión del reactor de la planta nuclear en la década del 80, una población de 5 millones de personas quedó expuesta a las consecuencias de la radiactividad.

En la ciudad de La Oroya, en Perú, los pobladores viven expuestos a emisiones de polímeros, gases nocivos.Un estudio realizado por Cáritas de Alemania, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos de América y el Arzobispado de Huancayo de Perú, revela que los pobladores de la zona tienen en la sangre niveles de metales superiores a los permitidos a nivel internacional por la OMS.

De acuerdo al estudio «Niveles de plomo sanguíneo en recién nacidos de La Oroya», acargo del doctor Hugo Villa, al analizar muestras de sangre de 850 niños recién nacidos en la ciudad minera, se identificó que todos los infantes presentaban contaminación por plomo en la sangre, y en todos los casos se encontraron índices de contaminación considerados peligrosos por la OMS. Además, la contaminación se ha extendido hasta la provincia de Concepción, ubicada a 120 kilómetros de La Oroya.

Continuando con la lista negra, se ubica Bajos de Haina, en República Dominicana, donde 85 mil pobladores viven en las inmediaciones de una fundición de plomo y reciclaje de baterías. En aquella localidad operó por más de 20 años Metaloxa, una recicladora de baterías, y fue cerrada en 1999, pero los efectos de la contaminación se pueden ver hasta el día de hoy.

Un estudio realizado en el 2006 demostró que los niños de la zona nacían con la sangre contaminada con plomo, en algunos casos sobrepasaban los 25mcg por decilitro de sangre. Desde el 2000 niños y mujeres embarazadas accedieron al programa Nutrición por la Vida, auspiciado por la fundación estadounidense Niños Libres de Plomo, iniciativa que ha ayudado disminuir los efectos que ha tenido la contaminación sobre la población del lugar.
La lista la cierra la ciudad africana Kabwe, en Zambia, situada en pleno cinturón minero del país.