(Boletín Funiber 08 – 2009) James Elsner, investigador de la Universidad Estatal de la Florida, en Tallahassese, dice que las señales indican que el efecto más potente del incremento de las temperaturas oceánicas se observa en el aumento de la intensidad de las tormentas. Aparte del Cambio Climático la incidencia de las tormentas está determinada por ciclos naturales como la Corriente de El Niño, que afecta las temperaturas de las superficies del mar, aunque en definitiva el daño que provocan los huracanes se debe también al hecho de que toquen tierra.
En los últimos 35 años el número de tormentas categoría 4 y 5 se ha incrementado junto con la temperatura del océano Atlántico. La temporada de huracanes del 2005 fue la más activa registrada en el Atlántico, con un récord de 27 tormentas nombradas, de las cuales 15 se convirtieron en huracanes. Siete de los huracanes arreciaron hasta convertirse en grandes tormentas, cinco alcanzaron la categoría 4 y un récord de cuatro alcanzaron una fuerza de categoría 5.
El huracán Katrina en agosto del 2005 fue el más costoso y uno de los más mortales en la historia de los Estados Unidos. El huracán ‘Gustav’ arrasó en el Caribe, dejando más de un centenar de muetros, la mayor parte en Haití. ‘Gustav’ no llegó a ser un huracán de fuerza 4, sin embargo, las autoridades cubanas midieron vientos sostenidos de 180 kilómetros por hora, con rachas de hasta 240 en la Isla de la Juventud, cuyas infraestructuras y viviendas quedaron completamente destruidas. Para Fidel Castro el paso del huracán fue
«como si hubiera explotado la bomba de Hiroshima».
Las tormentas tropicales, ‘Ike’ y ‘Josephinne’, cobraron fuerza antes de llegar a las Bahamas y al sureste de EEUU. Numerosas áreas del Caribe registran temperaturas entre los 25ºC y los 30ºC, y hay zonas puntuales que superan este último registro. Ha quedado demostrado que el 2005 fue el año más intenso en huracanes pues trajo consigo 28 tormentas tropicales y huracanes, destrozando la anterior cifra récord de 21 en 1933. Cuatro de los huracanes fueron de categoría 5, la mayor en la escala Saffir-Simpson. Uno de ellos, el Wilma, fue el huracán atlántico más intenso nunca registrado.
También llegó Katrina, que mató a más de 1.300 personas y causó daños por 80.000 millones de dólares cuando empantanó Nueva Orleans y otras partes de la costa del golfo de México.
El científico Elsner observó 135 años de registros para examinar la relación estadística entre las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico y las temperaturas del aire cerca de la superficie del agua. Luego las comparó para registrar la intensidad de los huracanes.
El estudio demuestra que los huracanes atlánticos atraen su energía de las aguas cálidas del océano Atlántico, el golfo de México y el mar del Caribe. Por eso se concentran los huracanes en esta área y al sur de Estados Unidos. El profesor encontró que la media de la temperatura del aire durante la temporada de huracanes entre junio y noviembre era útil para predecir la temperatura de la superficie del agua, pero no al revés. En los últimos 25 años, los análisis de información satelital han mostrado fuertes tormentas, huracanes y tifones cada vez con mayor intensidad.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que evalúa periódicamente los datos científicos sobre el calentamiento del planeta, ha demostrado que hay pruebas suficientes y abrumadoras de que la concentración en la atmósfera de gases que provocan el efecto invernadero han experimentado un marcado aumento. Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía ha dicho que sólo tenemos un Planeta y debemos conservarlo «El calentamiento del planeta es un riesgo que, sencillamente, no podemos permitirnos el lujo de seguir desconociendo».