Según un estudio preliminar presentado en la 75ª reunión anual de la Academia Estadounidense de Neurología, vivir más cerca de la naturaleza es de beneficio. Las fuentes de agua puede reducir el riesgo de que las personas mayores experimenten angustia psicológica grave. Padecimiento que posteriormente podría provocar demencia y deterioro cognitivo leve.
La angustia psicológica grave fue definida por los investigadores como un problema de salud mental. Este problema requiere tratamiento y tiene un efecto en las personas respecto a la participación en situaciones laborales, escolares y sociales.
“Dado que carecemos de métodos de prevención o tratamientos eficaces para el deterioro cognitivo leve y la demencia, debemos ser creativos a la hora de abordar estos problemas”, afirma Solmaz Amiri, de la Facultad de Medicina Elson S. Floyd de la Universidad Estatal de Washington, en Spokane (Washington)
“Nuestra esperanza es que este estudio que muestra una mejor salud mental entre las personas que viven cerca de parques y agua desencadene otros estudios sobre cómo funcionan estos beneficios y si esta proximidad puede ayudar a prevenir o retrasar el deterioro cognitivo leve y la demencia”, subraya.
Datos del estudio
En el estudio se inscribieron 42.980 personas mayores de 65 años que residían en áreas urbanas del estado de Washington. Para determinar qué tan cerca estaban los participantes de los espacios verdes y azules, como lagos, embalses, grandes ríos y costas, los investigadores examinaron datos del censo de EE.UU. y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Para el estudio se tuvieron que rellenar un cuestionario de seis preguntas para una evaluación psicológica. Los investigadores informaron de que sobre el 2% de los participantes sufría angustia psicológica grave. El 70% de todos los participantes vivía a 800 metros de una zona verde, mientras que el 60% lo hacía a 800 metros de una zona azul.
Vivir cerca de espacios verdes y cuerpos de agua reduce el riesgo de desarrollar demencia debido a una angustia psicológica severa. Por otra parte, vivir a 800 metros o menos de espacios verdes o azules se asoció con un riesgo menor al 17% a padecer trastornos psicológicos graves que las que vivían más lejos.
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