Los psicólogos cumplen un papel importante como parte del modelo de Atención Centrada en la Persona (MACP), brindando apoyo y guía a los otros profesionales a cargo del cuidado de la salud de los ancianos. En esta labor, los psicólogos pueden ayudar en la creación de nuevos canales de comunicación y plantear estrategias de intervención tanto para los ancianos como para los profesionales de referencia, para reducir los transtornos de ánimo y del comportamiento.
El psicólogo debe plantear estrategias de trabajo para apoyar a dos grupos: primero, a los ancianos a los que se les brinda la atención, y segundo, al equipo de profesionales a cargo del cuidado del adulto mayor. La Historia de Vida es una de las herramientas que el psicólogo debe utilizar para dar asistencia. Esta herramienta permite conocer las vivencias, gustos, preferencias y deseos de las personas; y, en combinación con el Plan de Atención y Vida permite brindar una atención integral a las personas.
Las labores cotidianas que implican el cuidado de un anciano producen un desgaste emocional y un declive de la motivación de los profesionales involucrados en la tarea. Es misión del psicólogo ofrecer una guía para que los profesionales logren automotivarse y consigan manejar efectivamente las nuevas emociones que surgen al vincularse con las personas mayores.
El psicólogo debe crear una sinergia entre todo el equipo de trabajo a cargo del cuidado de un anciano. Al principio se debe plantear herramientas para motivar al grupo de profesionales. Una vez que el psicólogo logra elevar el nivel de motivación debe proceder a enseñar estrategias para que los profesionales se automotiven para continuar con su labor.
Cuando se trata del cuidado de ancianos, el trabajo en equipo de los profesionales de referencia es importante. Solo con esta metodología de trabajo es posible diseñar estrategias efectivas para el cuidado de los ancianos. El trabajo en equipo permite diseñar pautas de manejo de transtornos del comportamiento con mucho detalle y gestionar de forma muy efectiva el rediseño de pautas a utilizar.
Se ha identificado que se pueden reducir los transtornos del comportamiento de forma significativa si se logra establecer en el centro de reposo una rutina similar a la que el anciano llevaba en su vida cotidiana.