La capacidad de un proyecto de afectar las condiciones socio-demográficas de un determinado grupo de individuos se mide a través de la evaluación social de proyectos. La valoración de los parámetros de evaluación de proyectos sociales es diferente a la de los proyectos privados. Los proyectos sociales buscan mejorar las condiciones de vida de determinado grupo de individuos, por lo que la generación de rentabilidad financiera queda supeditada al propósito social por el que fue concebido el proyecto. Para tal fin se deben considerar los efectos directos e indirectos del proyecto con los elementos del entorno a través de un ajuste o corrección de los precios y costos de mercado, obteniendo precios y costos sociales o sombra.

Los proyectos requieren ser evaluados de acuerdo a su naturaleza: Un proyecto de naturaleza privada tiene el propósito de generar rentabilidad financiera para el inversionista; un proyecto de naturaleza social tiene el propósito –en la definición más amplia del concepto- de mejorar la calidad de vida de algún determinado grupo de individuos. Esta principal diferencia es la que manifiesta la necesidad de enfocar la evaluación de los proyectos sociales desde una perspectiva diferente a la que corresponde a los proyectos privados. Esta perspectiva la brinda el evaluador a través de la aplicación de diferentes métodos y herramientas de evaluación de proyectos, además de una diferente ponderación de los parámetros utilizados para el análisis.

Los parámetros con los que se suele evaluar estos proyectos son –entre muchos otros- : La capacidad de incrementar el producto interno de un país,  generar empleos directos e indirectos, beneficiar a un número de familias con servicios básicos de salud y educación, reducir el impacto ambiental. La rentabilidad económico financiera no deja de ser importante, dada la ineludible presencia de un ente financiador, pero pasa a un segundo orden respecto a la rentabilidad social.

Recordemos que los indicadores utilizados en la evaluación financiera de proyectos de inversión privados (VAN, TIR, TRK) nos permiten conocer aspectos relacionados a la capacidad del proyecto de generar rentabilidad financiera para el inversionista. Si bien son importantes algunos aspectos de orden social, el enfoque que se da a este tipo de proyectos es primordialmente económico financiero.

En los proyectos de naturaleza social se debe tomar en cuenta que el propósito de su implementación no es la generación de rentabilidad económica para el propietario del proyecto, es más bien la mejora en las condiciones de vida de un grupo determinado de individuos a través de la consecución de algún objetivo que mitigue una situación de conflicto manifiesta. Estos proyectos se implementan principalmente en las áreas de necesidades básicas como lo son la alimentación, la salud, la vivienda y la provisión de servicios básicos. Estos proyectos suelen no ser privados porque los estados prefieren tener mayor control sobre estos rubros estratégicos de la economía o bien porque no existen condiciones de mercado tales que se garantice una competencia perfecta entre ofertantes y/o se tenga acceso universal y equitativo al producto final de los sistemas proyectados. Los estados suelen buscar la equidad antes que la eficiencia de los mercados en estas áreas de la economía.

El evaluador tiene la ardua tarea de realizar un exhaustivo análisis para identificar todos los factores que afectan a los precios y costos (para el país) relacionados al proyecto con el objeto de ajustar los precios de mercado, obteniendo como resultado precios sociales o precios sombra. Estos costos y precios ajustados incorporan los efectos positivos y negativos de las externalidades (efectos indirectos) del proyecto, lo que no es otra cosa que la agregación a los precios de mercado de expresiones cuantitativas de factores que ejercen cierta influencia en el proyecto o que son influenciados por el ejercicio del proyecto. En otras palabras se busca determinar, a través del ajuste de costos y precios de mercado a costos y precios sociales, la agregación del impacto directo e indirecto del proyecto sobre la sociedad y la economía del país.

El impacto directo  viene dado por el aumento en el producto interno que el proyecto generará durante su vida útil. Los costos y precios corregidos reflejarán el precio eficiente neto de distorsiones del mercado por subsidios en la oferta y demanda de los bienes y servicios.

El impacto indirecto viene dado por el movimiento económico externo a los límites propios del proyecto que se deriva  de su implementación, producto de la demanda y oferta de bienes y servicios que genera.

Algunos ejemplos permiten reconocer la diferencia entre un enfoque privado y un enfoque social en la evaluación de un proyecto:

  • El abastecimiento de gas natural como combustible para una zona industrial puede tener una rentabilidad económica financiera negativa por la inversión que representaría el tendido de ductos. Por otro lado, el incremento en la producción de las industrias afectadas por contar con un combustible de bajo costo incrementa el producto interno bruto. Por tanto, el proyecto es viable desde una perspectiva social.
  • Un proyecto privado de provisión de servicios de salud en una comunidad rural podría generar 20 empleos por un par de años, hasta que las actividades deban cesar porque la gente no puede pagar el precio del servicio. Un proyecto público con fines sociales puede generar 10 empleos permanentes ya que el estado acepta que el centro de salud trabaje a pérdida con tal de brindar servicios de salud básicos a aquella comunidad de manera permanente.
  • Los recursos financieros de un país, una región del país o de una comunidad del país son limitados y deben ser utilizados de manera eficiente. Es frecuente que las autoridades deban elegir entre la ejecución de un proyecto u otro de acuerdo a las necesidades de la sociedad y las restricciones presupuestarias. Se podría invertir el presupuesto de cierta comunidad en mejorar la infraestructura de una escuela pública o se podría realizar el tendido de tuberías para abastecer a aquella comunidad de agua potable. El primer proyecto puede tener una rentabilidad financiera negativa en menor cuantía pero el segundo proyecto puede satisfacer una necesidad más apremiante. La agregación de los efectos directos e indirectos hacen que dos tipos de proyectos diferentes sean comparables bajo ciertos criterios.

 

Gonzalo Prudencio Crispieri

Fundación Universitaria Iberoamericana