La práctica de ejercicio es recomendada en pacientes que padecen de cáncer. Una actividad física regular ayuda a los pacientes a su recuperación y permiten a las personas mantener una mejor calidad de vida. Sin embargo, los pacientes de cáncer son en su mayoría reacios a aceptar una invitación para iniciar ejercicios terapéuticos o abandonan las sesiones de ejercicio en la mayoría de casos. Diversos estudios demuestran que adoptar sesiones de ejercicios con una intensidad suave a moderada puede ayudar a los pacientes a mejorar, en distintos niveles, en los casos de cáncer.

Los pacientes reducen su actividad física después de que se les diagnostica cáncer, pero la inactividad tiene repercusiones negativas en la salud de los pacientes, se puede presentar una atrofia muscular, cambios en las propiedades musculares y en la densidad ósea, declinación en la eficiencia cardiovascular, y en general una condición física y mental deterioradas.

Los especialistas en salud recomiendan el ejercicio en pacientes con cáncer por reportar múltiples beneficios, tanto a nivel cardiovascular como en la mejora del sistema inmunológico del enfermo, pero se recomienda observar algunas recomendaciones antes de aplicar una rutina de ejercicios a un paciente: se debe analizar el estado físico del paciente, identificar el tipo de ejercicio más adecuado para su condición, determinar la intensidad y frecuencia del ejercicio y evaluar la duración de cada sesión de ejercicio, teniendo en cuenta que se debe aplicar tanto ejercicio aeróbico como anaeróbico para lograr mejorar el estado de salud de los pacientes.

El Dr Maddocks del hospital del campus de la Universidad de Nottingham, indica que al realizar una revisión de estudios en torno a la aplicación de sesiones de ejercicios físicos para ayudar en la recuperación de pacientes con cáncer de mama, identificó que solo dos tercios de los pacientes afectados por cáncer de mama aceptan somerterse a terapias en las que se practica ejercicio aeróbico o de resistencia, y de este grupo de personas son solo la mitad aquellas que llegan a concluir el programa de ejercicios. Se requiere por tanto desarrollar estrategias que permitan incentivar en los pacientes la práctica de ejercicios en forma regular.