El arquitecto francés Solène Veysseyre cuenta en artículo publicado en el sitio web ArchDaily la experiencia vivida en el Complexo do Alemão, en Rio de Janeiro (Brasil), durante una residencia “artística” en el centro cultural “Barraco #55”.
El espacio ofrece interacción entre habitantes del barrio con una red de profesionales, artistas y pensadores de todo el mundo que residen en la casa durante un período para desarrollar un proyecto de investigación o de arte.
Veisseyre estuvo un mes en el sitio, investigando y aprendiendo sobre la manera de vivir de los moradores de la comunidad. Tenía curiosidad de saber cómo se hacían las casas de las favelas del Complejo, si había reglas de construcción, tipologías comunes, cuales técnicas y materiales eran usados y como eran los espacios interiores.
Tras la experiencia, el arquitecto francés concluye que al escoger el material de construcción, los requisitos son bajo coste, poco peso y tamaño para facilitar el manejo por las difíciles laderas y callejuelas de la favela. Lo que se ve son, por lo tanto, casas con columnas de hormigón, azulejos y vigas de losa, y los techos, en la mayoría, hechos de placas de cinc acanaladas.
Como las casas están muy cercanas, la construcción debe respetar cierto código de convivencia entre vecinos, sin que la obra interfiera en la casa del otro. De acuerdo con Veisseyre, al contrario de la austeridad del exterior de las casas sin pintura, con ladrillos a la vista y antenas que se sobresalen a las paredes, en el interior de las casas hay un cuidado grande. Generalmente, afirma el arquitecto, los espacios interiores están aseados, decorados, pintados y casi todos tienen una grande televisión en el centro. “Las baldosas son de uso frecuente en las fachadas, paredes, escaleras y en el suelo. Actualmente está en la moda poner baldosas en la azotea, espacio superior utilizado para lavar y secar la ropa, y también para las reuniones sociales”, comenta.
La experiencia alteró toda su concepción de favela. Antes, acostumbrado a verla como una masa caótica de casas invadiendo los espacios libres, de acuerdo con su percepción formal de organización urbana, el arquitecto logró adaptarse a las angostas calles y escaleras empinadas y ver que ahí también había reglas, lógica y códigos propios.
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