Si realizamos una encuesta para preguntar a la gente por qué compra productos orgánicos, ellos dirán que piensan que los productos orgánicos son más saludables y tienen mejor sabor. Sin embargo, los estudios han socavado el respaldo de estas dos motivaciones. Algunos estudios han demostrado que las frutas y verduras orgánicas tienen mayores niveles de antioxidantes que sus contrapartes convencionales, pero otros estudios niegan tal posibilidad. Estudios diferentes indican que los residuos de plaguicidas se adhieren a los productos convencionales y pueden ser peligrosos, pero otros estudios, incluyendo los realizados por la USDA, han dicho que los residuos químicos son inofensivos.
Por otro lado, pruebas a ciegas en las que se compara el sabor de las frutas y verduras orgánicas con productos convencionales han demostrado que la mayoría de las personas no son capaces de diferenciar entre ambos tipos. Así que, ¿realmente tiene sentido comprar productos orgánicos – especialmente teniendo en cuenta que a menudo estos frutos cuestan mucho más que los productos convencionales?. Pero un importante estudio sobre productos orgánicos, contesta a esta pregunta: «Sí, absolutamente.» Sin embargo, el estudio indica que la mejor razón para comprar productos orgánicos no es que sean más saludables o que tengan mejor sabor que los productos convencionales.
La comparación realizada a lo largo de 30 años analizando los métodos de cultivo orgánico y convencional, llevada a cabo por el respetado Instituto Rodale, en Kurztown, muestra que hay grandes beneficios ecológicos al utilizar la agricultura orgánica. El estudio recorre un largo camino para refutar el mantra tantas veces repetido «La agricultura orgánica no puede alimentar al mundo». Comparando objetivamente la producción en las parcelas orgánicas y convencionales, no se identificó ninguna diferencia en absoluto en las tasas de producción de maíz , soya o trigo al tomar en cuenta la producción por hectárea. Pero, de hecho, en años de sequía, los rendimientos en las parcelas orgánicas fueron 30% mayores que en las parcelas convencionales.
En una entrevista telefónica con el Huffington Post, Mark Smallwood, director ejecutivo del Instituto Rodale, resumió los resultados de la siguiente manera: «Si estamos buscando alimentar al mundo durante los próximos 50 años, podemos lograrlo con la agricultura convencional, pero si nosotros queremos asegurar la alimentación del mundo para los próximos 1500 años, tenemos que cambiar a la agricultura orgánica. »
Hay una advertencia. El estudio del Instituto Rodale hace una comparación teniendo como muestra parcelas de tierra relativamente pequeñas (50 ‘x 30’), y no granjas completas. Estudios a gran escala en los que se han realizado comparaciones de los rendimientos de las granjas orgánicas y convencionales, a veces han producido cifras desalentadoras sobre el rendimiento de los cultivos orgánicos. Pero, sobre todo cuando se trata de una comparación a largo plazo de los dos métodos, el informe del Instituto apoya sus conclusiones con algunas estadísticas reveladoras.
Gran parte de la brecha de sostenibilidad entre los sistemas convencionales y orgánicos se puede atribuir a diferencias en el total de productos derivados del petróleo que se utilizan para la producción de frutos. Ambos métodos requieren de combustibles para poner a funcionar tractores y maquinaria agrícola. Sin embargo, el 41% de los sistemas convencionales utiliza fertilizantes basados en nitrógeno y petróleo, y estas son sustancias que no pueden ser utilizadas en granjas orgánicas. Esto significa que la agricultura orgánica utiliza 45% menos de energía no sostenible en comparación con la agricultura convencional. Por razones similares, granjas orgánicas producen 40% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que las granjas convencionales.
El otro factor clave al comparar los dos sistemas, está relacionado con la salud del suelo. Los sistemas agrícolas convencionales se basan en el petróleo y dependen de fertilizantes artificiales para mantener el contenido de macronutrientes en el suelo. Esto significa que, a diferencia de los sistemas orgánicos, ese tipo de agricultura no brinda apoyo suficiente para mantener con vida a toda la comunidad microbiológica del suelo, la misma que podría producir los macronutrientes que requiere el área de cultivo sin el uso de petróleo. Así que cuando los suministros de petróleo empiecen a agotarse, las granjas convencionales se quedarán sin un método confiable para mantener la base de macronutrientes del suelo, mientras que las granjas orgánicas “virtualmente” no serán afectadas. La misma comunidad macrobiológica de la que hablamos arriba ayuda a retener el agua del suelo en los cultivos orgánicos, y por esto esta riqueza biológica ayuda en la lucha contra la erosión y la sequía.
El estudio indicó que, tomando en cuenta el costo total de producción, el cultivo de productos orgánicos era más barato para los agricultores, en comparación con los productos convencionales. Las granjas orgánicas tienen mayores costos laborales que son compensados por el ahorro que se logra al no comprar fertilizantes. De acuerdo con los datos del censo de agricultores, las granjas orgánicas son casi el doble de rentables en comparación con las convencionales.
Pero ¿Por qué los productos orgánicos son más caros? «Una de las razones es que no hay suficientes granjas orgánicas. Es porque la demanda es mayor que la oferta», manifiesta Smallwood. «Es una consecuencia simple de la economía de mercado.»
Esta elevada demanda de productos orgánicos podría depender más de una exagerada expectativa de obtener una mejor salud que por el altruismo ecológico. Pero el estudio del Instituto Rodale muestra que los beneficios ecológicos de la agricultura orgánica son tan grandes que cualquier cosa que ayude a fomentarla podría ser considerada como algo bueno – aunque sea algo que es adoptado por error.
Traducción del artículo:
http://www.huffingtonpost.com/2011/10/06/organic-agriculture-benefits_n_998214.html?ref=fb&src=sp&comm_ref=false