La tarea de los voluntarios causa un impacto positivo en los adultos mayores. Estos ven incrementada su percepción de seguridad y disminuida la sensación de aislamiento
El envejecimiento de la población es un reto importante para las sociedades actuales. Desde hace ya tiempo se están desarrollando programas, como los de voluntariado, que permiten paliar los efectos de la soledad entre los adultos mayores.
Un voluntario es aquella persona que, de forma libre, se compromete con un sector de la población y lo ayuda con sus necesidades y problemas.
Como recientemente indicó un estudio de la Fundació Pere Tarrés (España), el acompañamiento de los adultos mayores mejora la calidad de vida tanto de estos como de los propios voluntarios, causando un impacto positivo en ellos y mejorando la salud emocional de ambos.
A través de estos programas, las personas mayores ven incrementada su percepción de seguridad y disminuida la sensación de aislamiento. Asimismo, aumentan sus relaciones sociales y sus oportunidades de participación en ámbitos diferentes al que están acostumbrados.
Gracias al voluntariado, se crea un vínculo de confianza entre la persona voluntaria y el adulto mayor que es imprescindible para la implicación en otras actividades y espacios de la persona en situación de soledad no querida.
La realización de actividades por parte del voluntario también es beneficioso para la salud emocional de este. Esta actividad, además, le permite tomar consciencia de las problemáticas del colectivo en el que desarrolla su actividad.
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Fuentes: El envejecimiento activo en los programas que palían el aislamiento de las personas mayores
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