El consumo de carbohidratos durante la práctica deportiva permite incrementar el desempeño durante los entrenamientos, pero ingerir demasiados carbohidratos puede desencadenar en los deportistas malestar gastrointestinal. Pero aún no se ha identificado una dosis recomendada que pudiera ser aplicada a la mayoría de disciplinas deportivas. A continuación presentamos un recuento de los principales estudios que se han realizado para determinar la dosis ideal de carbohidratos para apoyar la práctica deportiva.
Jeukendrup identificó en 1997 que al suministrar carbohidratos a ciclistas en una prueba contrarreloj de 40Km se logró una mejora de 2.3% en el rendimiento. Pero resulta muy interesante observar la experiencia de Carter en el 2004, cuando al remojar la boca de los deportistas con una solución de carbohidratos se logró una mejora en el rendimiento de entre 2 y 3%, aún cuando los sujetos no tragaron los carbohidratos. Basados en la experiencia de Carter y tomando en cuenta los hallazgos de Jeukendrup se sugiere la existencia de receptores en la boca que se comunican con el cerebro para afectar el rendimiento en el ejercicio, aunque se indicó que hace falta tener evidencia de tales receptores. Se debe tener en cuenta que estudios como el de Seckl, en 1986, demostraron que se registraban disminuciones temporales de la sed al hacer gárgaras con agua.
Las pruebas para identificar la dosis óptima se han realizado múltiples estudios, pero no se han encontrado resultados homogéneos que permitan lograr una dosis recomendable en el consumo de carbohidratos. Mitchell en 1989 realizó una prueba en la que se realizaron comparaciones sobre la ingesta de 37, 74 o 111 gramos de carbohidratos por hora en soluciones de 6, 12 y 18% de carbohidratos respectivamente y se identificó que solo la dosis de 74g de carbohidratos por hora logró aumentar significativamente el rendimiento de una prueba contrarrelos de 12 minutos tras realizar 105 minutos de ejercicio continuo.
En otro estudio realizado por Fielding en 1985se observó un mejor rendimiento, entre sujetos que realizaron un sprint de bicicleta después de someterse a 4 horas de entrenamiento y consumieron 22 gramos de carbohidratos cada hora, mientras que no se observaron efectos positivos cuando se suministró a los atletas 11 gramos por hora. Por otro lado, Maugham en 1996 indicó que al consumir 16 gramos de glucosa por hora se mejoraría la tasa de resistencia en un 14% por encima del consumo solo de agua. Pero Flynn en 1987 no encontró ninguna diferencia entre el consumo de carbohidratos y placebo, al suministrar a los deportistas soluciones que aportaban 0, 15 y 30 gramos de carbohidratos por hora. Algunos investigadores opinan que si los carbohidratos mejoran el rendimiento en prácticas deportivas de resistencia, es probable que los efectos benéficos sean dependientes principalmente de la oxidación de esos carbohidratos.