Seis Sigma, un método que garantiza la calidad de los procesos de producción

Este método se implantó en la década de los años 80 en la empresa Motorola y su ideólogo fue el ingeniero y controlador de calidad Bill Smith

Seis Sigma (también conocida como Six Sigma) es una metodología basada en la mejora de los procesos de producción que pretende reducir o eliminar los fallos en la entrega de un determinado producto o servicio. Su objetivo es llegar a un máximo de 3,4 defectos por millón de oportunidades, entendiendo como defecto cualquier evento en que un producto o servicio no cumple con los requisitos del cliente.

Aun así, aunque el objetivo sea llegar a 3,4 defectos, no tiene por qué ser siempre así, sino que se puede reducir el nombre de fallos hasta la cifra que la organización decida. Todo depende de los costos y los esfuerzos que estén dispuestos a asumir los gerentes de una empresa para aumentar la calidad de sus productos.

Como señalan desde el portal Gestión de Proyectos Máster, “la utilización del Six Sigma requiere un alto nivel de concienciación de la empresa de cara a la calidad”. En este sentido, los principios de esta metodología son:

  • Exigir desde la dirección niveles de calidad a toda la organización.
  • Contar con personal dedicado a la gestión de la calidad con formación continua en la materia.
  • Realizar proyectos a largo plazo para la mejora de la calidad de los productos y/o servicios.
  • Informar al personal de la plantilla para que sea consciente de los objetivos de calidad que quiere lograr la organización.

Con la metodología del Seis Sigma, la empresa pretende reducir los errores que se cometen en los procesos de producción y, a la vez, desarrollar soluciones para corregirlos. Todo este proceso se debe realizar en cinco pasos que implican definir, medir, analizar, mejorar y controlar.

El primer paso, el de definir, consiste en determinar qué necesidades tiene la empresa y qué objetivos quiere conseguir. El segundo paso, el de medir, se basa en recopilar datos e informaciones sobre las áreas que posteriormente se querrán analizar.

El tercer paso, el de analizar, consiste en estudiar los datos recogidos para localizar el origen de los problemas e identificar estrategias para mejorar los procesos de producción.

En la cuarta etapa, la de mejorar, se deben implantar soluciones para corregir los errores y prevenir futuros fallos. Finalmente, la quinta etapa, la de controlar, se basa en medir el rendimiento de los procesos, señalando posibles mejoras adicionales, y garantizar que las soluciones tengan efecto a corto, medio y largo plazo.

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Fuentes: Gestión de Calidad – Six Sigma

Comprenda la metodología Six Sigma

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